POR UN VASO DE LECHE
(Cuento
cortito)
Hace
algunos días cuando desperté a las tres de la mañana, no me extrañó en absoluto
ver a Leovigildo en la cocina de la casa.
¿Aun no les
he hablado de él?
¡Que mente
la mía, con esto de la cuarentena lo había olvidado!
Pues bien,
Leovigildo, es un viajero en el tiempo que de vez en cuando llega a visitarme,
siempre a las tres de la madrugada.
No creí que
fuera importante mencionarlo, porque su única motivación para llegar a casa,
hasta hoy pareciera ser, servirse un poco de leche de mi nevera.
— ¿me estás
diciendo que viajás no sé cuantos años en el tiempo y pasas por mi casa solo
por un mísero vaso con leche?—le pregunté la primera vez que lo vi.
—De donde
vengo, las vacas ya no se ordeñan y todo se produce en laboratorios. No tenés
idea de lo mucho que ha cambiado el sabor. Aquello con todos los agregados y
vitaminas ya ni debería llamarse leche.
— ¿Y vale
la pena el costo del viaje?
—Bueno, es
que no vengo solo por esto…tu casa es una pequeña parada, una delicia en mi
ajetreada agenda… ¡perdón por asaltar tu nevera!
—Bueno, no
vale mucho un vaso de leche, podes servirte dos si querés, pero no más porque
se enoja mi mujer.
—Gracias,
veré de qué modo puedo recompensar tu generosidad.
Bueno eso
fue la otra vez, pero ayer que me levanté para orinar y lo vi sentado bebiendo
sorbo a sorbo la leche, me pareció un poco preocupado.
— ¿Que
pensás de lo que está pasando ahora en el mundos?—le pregunte sin saludar, como
haría con cualquiera de la casa.
— ¿Y vos
que pensás?—respondió sin verme, leyendo las letras blancas en la etiqueta roja
del envase de leche.
—Pienso que
hay un plan y un propósito para que cada cosa esté en el lugar y tiempo donde
fue imaginada—dije, lanzando un pequeño y mordaz dardo de ironía—algo así como
un gran rompecabezas donde somos minúsculas e insignificantes piezas que
alguien está armando. Lo que sucede ahora, es como los personajes de mis
cuentos... ellos no eligen, yo decido donde ponerlos y en qué situación.
¿Aun se
leen en internet mis escritos en tu tiempo?
—Estas en
lo cierto y no lo estás.
— ¿Si y no?
—En lo del
plan, estas en lo cierto, pero te equivocas en la idea de quién crees que está
detrás de todo.
— ¿y cómo
sabes quién pienso que está detrás de todo?
—Bueno,
porque vos mismo lo escribiste… o lo vas a escribir dentro de algunos años.
— ¿entonces
si has leído mis escritos en internet?
—Claro,
esto de venir a beber leche a tu casa no es casualidad, he leído casi todas tus
letras.
— ¿casi
todas?
—Bueno es
que algunas son aburridas…
—Me gustan
los cuentos, incluso he visitado solo por placer en algunas escapadas que me
permite el Vórtice los lugares que mencionas en algunos.
—ya, ya,
pero decime porque me equivoco en lo del plan ¿Quién está detrás de todo esto?
— ¿Te
acordás sobre lo del asunto de los mayas y el fin del mundo en el 2012?
—ja, ja,
ja, ja, ja, ja, ja, ¿me vas a decir que crees en eso?
“¿de qué te
reis? ¿Estás soñando otra ves?”—dijo desde el cuarto mi esposa.
—Ah, no es
nada—solo soñaba.
—Mentiroso,
estas comiendo de noche de nuevo, no creas que no he notado que a veces falta
leche y galletas… no comas mucho que luego estas gritando con pesadillas.
—No, no
exactamente, me refería a los ciclos—dijo Leovigildo, cuando oímos roncar de
nuevo a mi esposa—El mundo está cambiando, una nueva era comienza y por eso es
que me has visto muy ocupado en algunos asuntos.
— ¿Qué
asuntos?
—No puedo
hablar de eso porque vos todo escribís…
—Of the
Record
Cerró los
ojos por un momento y luego dijo.
—Esta, bien
te diré algunas cosas.
— ¿Qué
hacías, porque cerraste los ojos y luego decís está bien, ahora si te cuento
algo?
—Revisaba
tus escritos en lo que llamas internet.
— ¿Cómo lo
hiciste y tan luego?
—Ah, es que
hoy la red está aquí—dijo tocando con el índice su frente—recompensaré tu
hospitalidad contándote algunas cosas, eso si deberás cambiar mi nombre en el
escrito.
—¿Cual
escrito?
— El que
vas a escribir el seis de abril de 2020, por cierto no vayas a olvidar llamar a
tu mamá y felicitarla por su cumpleaños.
– ¿Qué
nombre te gustaría?
—Ya que te
gusta usar nombres raros en tus cuentos, Leovigildo estará bien…
—Miguelan
2020
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