LA NOTA
(Cuento)
— ¡Buenas noches Lucifer!
¿Qué hace el señor oscuro en mi humilde casa?
— ¡Siempre zalamero!
¿Cuándo fue que te enseñé eso?
— ¡Eso me lo enseñó José
Larios no fregués!
—Bueno es casi lo mismo…
— ¿En qué vueltas andas?
ya sabes que no tengo permitido hablar con vos, te lo dije el otro día, cuando
lo del terremoto pero por lo visto te has empeñado en hacerme caer…
—Me interesa un comino tu
alma, tengo muchas más y no te ofendas pero a veces me resultas aburrido y poco
interesante. ¿Te imaginas que solo porque sos articulista ya perteneces a la
élite literaria? Aprendé de Pinkas ese, el sí que es humilde, y no reniega como
vos cada vez que lo visito.
— ¿Visitas a Pinkas?
—A veces…
El comentario me disgustó
en sobremanera. Al menos estaba seguro, que mi alma no corría peligro esa
noche; pero disimulé, no quería aparentar debilidad. Así que tosí un poco para
limpiar la garganta de alguna flema imaginaria.
—Eso me alivia un poco…
—No me lo parece…
— ¿Te puedo ofrecer algo
de beber?
—Por favor… me di cuenta
que de Italia hace poco te llegó un Fravolino…
—Veo que tienes buen
gusto, dame un segundo… Si no te interesa mi alma y como dices “soy poco
interesante” me llena de curiosidad saber en qué te puedo ayudar. –le dije
mientras servía en una copa “Napoleón” el espumoso Vino.
—Vos tenés un blog,
bastante popular que escribís para un periódico- dijo mientras miraba con
atención la letra color dorado que decoraba la copa…
— ¡Ja, ja, ja, ja, ja!
— ¿Que te causa tanta
gracia?
—Vos, me causas gracia,
imagínate nada más: Satanás en Internet… perdóname pero es que no te imagino
con un laptop chateando con Fidel, Hugo Chávez o algún Dictador del viejo
mundo…
— ¡Ah Fidel! -dijo el
Diablo, mientras cerraba los ojos como quien recuerda algo exquisito- El señor
de la Habana es un viejo amigo, con quien tengo algunos negocios, y Huguito,
apenas está en pañales; pero de momento no vienen al caso, y por favor no me
vincules con dictadores del viejo mundo, no tienen clase…
— ¿Bueno entonces sí tenés
una laptop y navegas en la web?
— ¿Y porque no habría de
tenerla? Ustedes los hombres siempre nos marginan y nos ponen reglas…
—Y… ya viste mi blog eh…
—Si, miles de visitas
hasta hoy, pero no me gusto la música de fondo…
— ¿Enya?
—Vos sabes a veces uno
quiere ser discreto y de repente ¡zas! suena la música…
—Bueno pero para eso podes
detener el reproductor, o en su defecto apagar las bocinas de tu laptop… por
cierto me gustaría saber que marca es…
Por motivos que me reservo
no voy a decir la marca de la computadora portátil del señor de las tinieblas,
aunque creo que ya todos se lo imaginan.
No, no piensen mal de este
servidor, no es muy usual que yo reciba visitas de Lucifer, hasta esa vez solo
se había presentado en una ocasión y con motivos muy diferentes, y aunque soy
cristiano no me pareció en un principio tan mala gente, pero creo que eso es
parte de su estrategia.
—Bueno, estas aquí pero no
me has dicho el motivo por el cual has hecho tiempo en tu apretada agenda…
— ¡Y vaya que sí es
apretada! Necesito un ayudante… ¿Qué harás el finde?
— ¡Aparta Satanás! ¿Por
qué no pides ayuda a tus secuaces?
—Secuaces… se distraen con
facilidad, la mayoría de veces me toca a mí acabar todo, algunos humanos son
mucho más malos que ellos…
—Tenés razón, bien dicen,
si quieres algo bien hecho…
— ¡hazlo tu mismo! ¿Quién
crees que inventó ese refrán?
El Diablo se levantó un
poco la manga de su camisa de seda color azul marino para ver la hora en un
precioso Rolex, intuí que quizá debía irse pero solo sonrió y enseñándome el
carísimo reloj me dijo:
—Me gustan las cosas que
hacen los hombres, no es que necesite de ellas, lo que sucede es que las
disfruto bastante, figúrate que hasta viajo en primera clase, aunque podria
solo aparecer donde quiera.
—Nunca había visto uno de
esos – le dije – bueno solo en fotos
—Si te gusta puedes
quedártelo…
—No, gracias. No podría
explicar su procedencia a mi mujer, además yo soy como el pastor de estrellas…
—“…Ignorante e ignorado
por todos.” Es una frase para conformistas
— No lo creo.
—Entremos en detalle; he
leído tu blog muchas veces desde febrero, creo…
— ¿Alguien te lo
recomendó?
—No, nadie andaba por allí
gogleando y ya ves, me topé con el por casualidad, por cierto me encantó lo que
escribiste sobre el vino y todo eso… deberías poner un espacio para que
firmáramos los lectores…
— ¿Cómo en El Salvador
Times? Lo tendré en cuenta.
— ¡Exacto! Vaya que me
divierto de lo lindo leyendo los comentarios, sobre todo al Perrón... ese no
tiene pelos en la lengua, se parece a mí.
—Je,je, je, je si verdad,
me imagino que Lino te cae mal, por su devoción religiosa… y como vos sos el
Diablo…
— ¿Lino? Jajajajaja, ese
es mío… pero Pará ya y déjame continuar, puede ser que El se moleste si por mi
causa te dormis y no vas a maitines.
—Bien, continúa, trataré
de no interrumpir…
—Veras, tú tienes un blog
que es leído por miles de personas en el mundo…
—¡Eso no es nada, algunos
tienen millones de seguidores!
—Es cierto, pero a mi me
gusta tu estilo, y quiero echarte una mano.
—Lo siento no puedo
-respondí recordando el dicho: mal paga el Diablo al que bien le sirve- si
querés te doy el numero de Romilo...
— ¡Yo no pago nada a
nadie, solo cobro lo que cada cual escribe en mis contratos! Además ese
periodista me cae mal por egocéntrico, el otro día en el Lempa mató a un secuaz
que se había disfrazado de cocodrilo y me arruinó sin querer un gran plan… esto
es sencillo quiero que escribas algo en tu columna, no es nada del otro mundo
solo un par de cosillas sin importancia para tu alma, puedo darte lo que quieras.
— ¿De qué se trata?
El señor oscuro extrajo
del bolsillo interno de su saco una servilleta, en la que se veía escrito con
letras como de fuego un mensaje no muy extenso.
— ¡Esto te volverá famoso!
— ¿En una servilleta? ¿No
tienes una agenda o algo por el estilo?
— ¡Perdón señor
meticuloso, si le ofende esta servilleta! La idea se me ocurrió mientras
almorzaba en el Burj Al Arab… ya sabes, yo admiro al hombre.
—Bueno… siempre y cuando
no me meta en problemas…—a ver esa servilleta— le dije de mala gana y comencé a
leer.
Mis ojos poco a poco se
fueron abriendo como platos mientras recorría las palabras escritas con
perfecta caligrafía. El señor del frac me miraba con disimulo mientras
terminaba de beber el último sorbo de Fravolino de la transparente copa.
Mis manos comenzaron a
temblar y mi corazón se aceleró, bruscamente cuando acabe de leer. No podía
imaginar que era cierto aquello, por un momento pensé en el alboroto que
causaría aquel mensaje cuando fuera publicado.
¡Aquello que leí era algo
como para quemar las entrañas mismas de la sociedad, era una declaración de
guerra contra la fe, posiblemente la mecha que encendería el polvorín del
Armagedón, incluso terminaba con una ecuación!
La servilleta cayó de mis
manos…
— ¿Lo vas a escribir? – Me
preguntó mientras ponía la copa sobre la mesita de madera-
—No lo sé… eso podría
tener consecuencias graves para la humanidad… y para mí.
—Bueno lo prometiste
— ¡No! Solo dije que lo
haría si no tenía consecuencias.
—Piénsalo, ya debo irme y
debes descansar… tendrás millones de “likes”
De pronto todo se
difuminó, como en un cuadro de Da Vinci, y me vi sentado en el sillón de la
sala frente a una copa vacía.
En el suelo yacía tirada
una servilleta inmaculada.
—Miguelan.
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